Disciplinas auxiliares de la Historia
Disciplinas auxiliares de la historia son los campos de estudio que, sin identificarse estrictamente con la historia, están vinculadas a ella porque su aplicación en las investigaciones históricas permite a la historia alcanzar su objeto (el estudio del pasado de la humanidad).
La expresión, aunque es la tradicional y sigue siendo muy utilizada, puede implicar una subvaloración, razón por la cual vienen utilizándose otras expresiones eufemísticas que remarcan el hecho de que cada una de estas disciplinas tiene carácter autónomo y no subordinado frente a otras, y unas metodologías muy diferenciadas. A cada una de ellas se las considera ciencias o técnicas con entidad propia, y la razón de ser englobadas en una denominación conjunta (sea la de auxiliares u otras como ciencias y técnicas historiográficas o ciencias históricas) es el hecho de que, en determinados contextos, son utilizadas en las investigaciones históricas.[1]
Mediante el uso directo o la interpretación de los resultados obtenidos por distintas ciencias o técnicas, los historiadores analizan las fuentes documentales (materiales de todo tipo, originales de un determinado momento histórico o referidos a él por cualquier razón, que permiten extraer, ordenar y analizar información). Es usual que el historiador no esté familiarizado con todas las ciencias y técnicas posibles para ello, por lo que debe recurrir a las conclusiones de los especialistas de la disciplina de que se trate. Incluso en el caso de que esté capacitado para hacerlo él mismo, en ese punto de su investigación deberá seguir los métodos de esa ciencia o técnica, y aplicar seguidamente los de la historiografía para la inclusión de esos resultados en su investigación.
Algunas de estas disciplinas constituyen aplicaciones especializadas de ciencias autónomas por sí mismas (muchas de ellas ni siquiera son ciencias sociales, sino ciencias físico-naturales), como la filología, la antropología, la economía, la geografía (ciencia que mantiene una estrecha relación académica con la historia),[2] la química, la botánica o la zoología; otras, en cambio, nacen para el estudio de realidades específicas que varían con el tiempo, por lo que son imprescindibles para la datación (cronología) y análisis de las fuentes o de los documentos en sí mismos (el soporte de las fuentes): la numismática (probablemente la más antigua),[3] la epigrafía, la paleografía, la diplomática, etc.; otras nacen en función de las subdivisiones temáticas de la historiografía, estrechamente vinculadas a un determinado tipo de fuentes, o como especialidades comparadas o cronológicas: la historia del derecho, la historia del arte, etc. Posiblemente la arqueología es la ciencia que más se ha desarrollado de todas ellas, produciendo una gran cantidad de subdisciplinas.
Ciencias autónomas
- Análisis químico
- Antropología
- Biología evolutiva
- Cartografía
- Ciencia de los materiales
- Economía
- Estratigrafía
- Etimología
- Filología
- Folclore
- Geografía histórica
- Geología histórica
- Lingüística histórica
- Lógica
- Paleoantropología
- Paleontología
- Paleontología lingüística
- Palinología
- Petrografía
- Politología
- Sociología
Ciencias específicas o Ciencias históricas
- Archivística
- Arqueología
- Bibliografía
- Bibliología
- Biblioteconomía
- Codicología
- Cronología
- Diplomática
- Documentación
- Epigrafía
- Falerística
- Genealogía
- Heráldica
- Medallística
- Numismática
- Papirología
- Paleografía
- Sigilografía
- Vexilología
Subdivisiones temáticas de la ciencia histórica
- Historia del arte
- Historia de la ciencia
- Historia de la tecnología
- Historia del derecho
- Historia de la educación
- Historia económica y social
- Historia de la economía
- Historia de la filosofía
- Historia de la Iglesia
- Historia de la literatura
- Historia de la medicina
- Historia de la música
- Historia cultural
- Historia de las religiones
- Historia de las ideas
- Historia nacional
- Historia de las mujeres
- Historia Universal
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